¿La sangre y el Karma del narco llegaron a su fin?

Francisco Gómez 2019-01-30 22:17:52 narco,grupos criminales,guardia nacional,sangre,víctimas,López Obrador

La historia del narcotráfico está escrita con sangre. Desde el principio con Miguel Ángel Félix Gallardo y Pedro Avilés Pérez, El León de la Sierra, hasta con el capo Nemesio Oseguera Cervantes, El Mencho, actual líder de la última gran organización criminal que opera en México, la sangre de cientos de miles de mexicanos víctimas de su violencia está presente. Pero junto al drama humano que provocaron con su ambición de poder y dinero, venganzas, alianzas y confrontaciones, los líderes históricos del narcotráfico también han sucumbido.

Presos, muertos, extraditados y prófugos, es en resumen la historia de los jefes históricos del narco como Pedro Avilés Pérez, Miguel Ángel Félix Gallardo, Pablo Acosta Villarreal, Rafael Caro Quintero, Ernesto Fonseca Carrillo, Juan García Abrego, Rafael Aguilar Guajardo, Carlos y Héctor Tapia Anchondo, Amado y Vicente Carrillo Fuentes, Pedro Lupercio Serratos, Luis Héctor Palma, Osiel Cárdenas Guillén, Pedro Díaz Parada, Jesús Labra Avilés, Manuel Salcido Uzueta, Benjamín, Ramón, Francisco, Eduardo y Javier Arellano Félix, Eduardo y Raúl Muñoz Talavera, Ignacio Coronel Villa, Arturo, Héctor, Alfredo y Carlos Beltrán Leyva, Joaquín Guzmán Loera, Ismael Zambada García y Juan José Esparragoza Moreno.

Informes de la PGR y expedientes judiciales revelan que herederos de la violencia y muerte de los líderes históricos del narcotráfico, son entre otros, Nemesio Oseguera Cervantes, Alfredo e Iván Guzmán López, Heriberto Lazcano Lazcano, Miguel Ángel y Omar Treviño Morales, Carlos Rosales Mendoza, Armando Valencia Cornelio, Ezequiel Cárdenas Guillén, Dámaso López Serrano, Nazario Moreno González, Jorge Eduardo Costilla Costilla, Luis y Ventura Valencia Valencia, Servando Gómez Martínez, José de Jesús Méndez, Abigael, Arnulfo, Ulises, Rosalinda y Gerardo González Valencia, Santiago Mazari Miranda, Mario y Alberto Pineda Villa, Cleotilde Toribio Rentería, Sidronio Casarrubias Salgado.

A la par de los lujos, poder y riqueza, el precio a pagar por los líderes criminales es con hijos, hermanos, esposas, tíos y amigos, asesinados o perseguidos por grupos rivales y las autoridades, pero además los liderazgos en los grupos criminales se acortan en tiempo, pues los jefes de éstos son detenidos o muertos en un lapso de cinco o no mayor a los diez años, derivado de labores de inteligencia y persecución de las autoridades, o bien de su rivalidad con otros grupos criminales y traiciones dentro de su círculo cercano o de seguridad, según análisis hechos por la PGR.   

Los nombres de los líderes o de las mismas organizaciones criminales han cambiado o mutado. Ya no está el Cártel del Milenio, El Cártel del Istmo, Cártel de Juárez, Cártel de Tijuana y otros; llegaron La Familia Michoacana, Los Caballeros Templarios, el CJNG, entre otros, pero el negocio criminal escaló sin freno y la mayor curva ascendente de la violencia en México está en la actualidad. Más allá de las cifras, el fenómeno de la violencia y los delitos asociados a los grupos del narcotráfico, están las historias humanas de comerciantes, estudiantes, profesionistas, amas de casa, niños, deportistas, periodistas, policías, soldados o marinos, que han perdido la vida, están desaparecidos o migraron de su ciudad por las actividades de la delincuencia organizada.

Sin embargo, ahora cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador ha declarado que la guerra contra el narcotráfico ha terminado, tenemos que decir que la implementación de la Guardia Nacional revela un criterio opuesto. La Creación de la Guardia Nacional alimentada con el Ejército y los infantes de Marina responden en realidad a la continuación y quizá a una mayor escalada de confrontación directa con los grupos criminales que operan en México, de ahí que la sangre y el Karma de los grupos criminales narcotráfico lamentablemente proseguirá, pese a los deseos de nuestro primer mandatario.