Condena el Papa Francisco II a sacerdotes pederastas; La Iglesia no cuidó de los más pequeños, reconoce

Juan Rivas/Mirador Judicial 2018-08-21 19:57:15 Papa,Francisco II,Pederastía,abuso sexual,Vaticano,Francisco II,Pederastía,abuso sexual,Francisco II,Pederastía,abuso sexual

En una severa autocrítica para la Iglesia Católica y una condena para los sacerdotes pederastas, el papa Francisco II afirmó que el sufrimiento vivido por muchos menores a causa de abusos sexuales, de poder y de conciencia cometidos por un notable número de clérigos y personas consagradas, es un crimen que genera hondas heridas de dolor e impotencia; en primer lugar, en las víctimas, pero también en sus familiares y en toda la comunidad, sean creyentes o no creyentes.

Reconoció que nunca será suficiente lo que se haga para pedir perdón y buscar reparar el daño causado, además de que nunca será poco todo lo que se haga para generar una cultura capaz de evitar que estas situaciones no solo no se repitan, sino que no encuentren espacios para ser encubiertas y perpetuarse.

Al referirse a los episodios de abusos sexuales de sacerdotes contra menores en Pennsylvania donde se reportaron 300 casos de sacerdotes que atacaron sexualmente a cerca de mil menores menores desde 1940, el Papa comentó que el dolor de las víctimas y sus familias es también nuestro dolor, por eso urge reafirmar una vez más nuestro compromiso para garantizar la protección de los menores y de los adultos en situación de vulnerabilidad.



El jefe mundial de la Iglesia Católica aceptó que en el tiempo se ha perpetuado el dolor de muchas de las víctimas y constatamos que las heridas nunca desaparecen y nos obligan a condenar con fuerza estas atrocidades, así como a unir esfuerzos para erradicar esta cultura de muerte. “Las heridas nunca prescriben”, dijo.

Luego de que la Corte Suprema de Pennsylvania revelara en un uniforme sobre los abusos cometidos por sacerdotes, el Pontífice indicó que el dolor de estas víctimas durante mucho tiempo fue ignorado, callado o silenciado. “Pero su grito fue más fuerte que todas las medidas que lo intentaron silenciar o, incluso, que pretendieron resolverlo con decisiones que aumentaron la gravedad cayendo en la complicidad”, añadió.

“Sentimos vergüenza cuando constatamos que nuestro estilo de vida ha desmentido y desmiente lo que recitamos con nuestra voz”, lamentó el Papa al señalar que “con vergüenza y arrepentimiento, como comunidad eclesial, asumimos que no supimos estar donde teníamos que estar, que no actuamos a tiempo reconociendo la magnitud y la gravedad del daño que se estaba causando en tantas vidas”.

Francisco II advirtió que “hemos descuidado y abandonado a los pequeños”, al tiempo que señaló que la magnitud y gravedad de los acontecimientos exige asumir este hecho de manera global y comunitaria, de tal manera que si en el pasado la omisión pudo convertirse en una forma de respuesta, hoy queremos que la solidaridad, entendida en su sentido más hondo y desafiante, se convierta en nuestro modo de hacer la historia presente y futura.

El clericalismo, favorecido sea por los propios sacerdotes como por los laicos, genera una escisión en el cuerpo eclesial que beneficia y ayuda a perpetuar muchos de los males que hoy denunciamos. Decir no al abuso, es decir enérgicamente no a cualquier forma de clericalismo.

Se pronunció a favor de erradicar la cultura del abuso, al tiempo que consideró imprescindible que “como Iglesia podamos reconocer y condenar con dolor y vergüenza las atrocidades cometidas por personas consagradas, clérigos e incluso por todos aquellos que tenían la misión de velar y cuidar a los más vulnerables. Pidamos perdón por los pecados propios y ajenos”.

En el documento denominado “Carta del Santo Padre Francisco al Pueblo de Dios”, comentó que ante el dolor silenciado en niños, jóvenes y minusválidos, la grey católica debe pedir por justicia e impulsar la verdad apoyando todas las mediaciones judiciales que sean necesarias en este caso de abuso sexual de sacerdotes.